Dédalo, enamorado, ingenioso y retorcido, se disfrazó de toro y montó a la vaca de madera. Pasífae, amiga generosa, se dio cuenta inmediatamente de lo que estaba sucediendo pero no se quejó. Tampoco volvió a pedirle favores al artesano.
Acá podés leer mis microficciones, en las que apuesto a la ficción (valga la redundancia) pura y cruda. Espero que te gusten y bienvenidos sean tus comentarios.
Buen gol de Leonardo.
ResponderEliminar:-)
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos!
Entre las cosas que me encantan está el dar vuelta las historias. Genial recreación de la mitología. FELICITACIONES.
ResponderEliminarA mí también me encanta escribir y, sobre todo, leer recreaciones irreverentes de la historia.
ResponderEliminarGracias, Rodolfo!
Abrazo.